Psicología infantil: Cómo acompañar a los niños que tienen miedo a los petardos. Te lo explicamos en el SAT Viladecans.

Nuestro equipo de psicología infantil en viladecans recomienda este artículo sobre miedos en la infancia.  Se acerca el inicio del verano y con ello las verbenas, celebraciones llenas de música, hogueras, en las que no faltan los petardos o fuegos artificiales.

Sin embargo, el miedo a los petardos es un hecho que puede darse en los más pequeños de la familia. El miedo a los petardos es frecuente en los niños pequeños.

Este tipo de miedos en la infancia son habituales, universales, adaptativos y forman parte del proceso de aprendizaje.

Alrededor del 40 % de los niños entre seis y doce años muestran miedos o preocupaciones.

El miedo es una de las emociones más frecuentes en los niños y una de las primeras en manifestarse. Pero, ¿sabemos cómo ayudar a los pequeños a superar sus temores?

¿Qué es el miedo?

El miedo es una emoción habitual durante la infancia, que aparece cuando el niño siente peligro, debido a una amenaza real o no. Es un comportamiento normal y necesario para el desarrollo evolutivo, y en la mayoría de los casos, disminuye de forma natural a medida que crecemos.

Como cualquier emoción, el miedo se manifiesta en tres niveles: la conducta (evitando una situación, mostrando inquietud o hipervigilancia, etc.), los sentimientos y pensamientos subjetivos (esperar siempre lo peor, preocuparse por no poder afrontar una situación, etc.), y la reacción fisiológica (sudor, mareo, tensión muscular, dolor de estómago, dolor de cabeza, etc.).

¿Cómo puedes ayudar a los niños a identificar el miedo?

  • Hay que dejar el espacio necesario para que el niño exprese sus preocupaciones y miedos. Cuando el miedo se manifieste, es importante que habléis sobre ello: escucha al niño con atención y transmítele confianza, tranquilidad, afecto y seguridad. No le recrimines que tenga miedo ni le avergüences porque lo exprese. Hay que entender que, para él, el miedo es real.
  • Explícale que, a veces, tú también tienes miedo. Compartir esta experiencia con el niño le ayudará a entender que es una emoción que todo el mundo siente en ciertas situaciones de la vida.
  • Puedes dibujar un termómetro (graduado del 1 al 10) que mida «grados de miedo». Pon ejemplos de situaciones que provoquen miedo en el niño y marca en el termómetro los «grados de miedo» correspondientes a cada caso.
  • Es muy útil hacer una lista de situaciones y seres que den miedo al pequeño. Luego, es interesante separar las situaciones reales (oscuridad, truenos, perros, separación de los padres, gritos, muerte, etc.) de las irreales (monstruos, brujas, fantasmas, vampiros, etc.).
  • Una actividad muy provechosa es buscar fotografías o hacer dibujos de las situaciones y seres que den miedo al niño y ponerlos en una caja o en una bolsa. De vez en cuando, revisad conjuntamente los miedos de la caja y, si es el caso, romped los que se vayan superando.

¿Cómo puedes ayudar a los niños a controlar y superar el miedo?

  • Procura que sea el niño quien se enfrente a la situación que le provoca miedo y evita sobreprotegerle. Si no es capaz de hacer frente a estas situaciones de miedo él solo, acompáñalo para que vea que no pasa nada. Puede ser interesante recompensarle cada vez que se acerque a una situación que le dé miedo, aplaudiendo su esfuerzo, decisión y los progresos que haya hecho.
  • En momentos concretos, para ayudar al niño a tranquilizarse ante situaciones que le provoquen miedo, puedes proponerle una pausa, animándole a hacer respiraciones lentas y profundas, antes de continuar afrontando la situación que le inquieta.
  • Proponle actividades que lo distraigan. Si un niño tiene miedo a la oscuridad, puedes inventar juegos que se puedan hacer con poca luz o contar historias divertidas a oscuras para que se relaje. Si tiene miedo de ir al médico, puedes llevar papel y lápices de colores o algún juego para entretenerlo durante el tiempo de espera.
  • A la hora de ir a dormir, puedes elegir un muñeco o muñeca y nombrarlo «guarda de los miedos». Habla al muñeco, explícale cómo se siente el niño y encárgale que le proteja de los miedos durante la noche. Al día siguiente, pregunta al niño cómo se ha sentido y si cree que el guarda ha hecho bien su trabajo. Si el niño ha pasado miedo, no se le debe culpabilizar, sino que hay que hacer responsable al guarda, por no haber cumplido bien su función.
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